El originario de Campeche paga 120 pesos diarios para dormir bajo un techo y espera que sean días de mucho beneficio para la gente mazatleca.
Línea Directa
Mazatlán. La venta de ostiones recién salidos del mar y frescos es una tradición en el puerto de Mazatlán y el señor Humberto López, originario de Campeche, llegó a Mazatlán, ciudad que considera su segunda casa, después de haber sido deportado hace una semana en Oregon, Estados Unidos.
“Yo no soy mazatleco, pero Mazatlán en mi segunda casa. Ahorita estamos en temporada de ostiones, los sacamos para venderlos, buenos, bonitos y sabrosos. Una docena en 200 pesos y les ponemos dos más de ‘pilón’”, expresó, mientras trabaja en el puerto en plena Semana Santa.
Su destino lo llevó a Nuevo Laredo, donde pasó una mala experiencia y se decidió por trasladarse hasta la llamada “Perla del Pacífico” para ganarse unos pesos en la captura y venta de ostiones, cuya actividad realiza a la altura de Olas Altas.
“Tengo una semana que tengo deportado. Me deportaron por Nuevo Laredo, pero está muy ‘gacho’, allá está ‘re gacho’, nos tumbaron la poquita lana que traíamos. Ahorita ando batallando, pero toda esta raza me conoce, me llamo Humberto y soy soldador”, narró entrevistado por Línea Directa.
Bajo una sombrilla, dos cubetas, unos cuchillos, una bolsa de limones, sal y más de 40 ostiones para ofrecer, Humberto descansa después de las tres horas que dura bajo el mar haciendo esta labor.
“Para toda la gente que nos está escuchando y está en su casa, venga y pruebe la calidad, este ostión apenas durmió en el mar. Llevamos como unas tres horas desde las 6:00 de la mañana, llegamos tempranito a clavar la bicicleta y meternos al mar”.
“Lo poquito que se vende, pago 120 pesos diario de hotel. El día de ayer tuvimos buena venta, bendito Dios a la patrona de todos los mexicanos, expresó, al hacer referencia a la Virgen”.
Humberto y su grupo de amigos se quedan hasta las 2:00 de la tarde para vender su producto y llevar a casa un sustento para regresar al otro día a vender.