23 junio, 2025

Salvador Muñoz

Los Políticos

La Universidad Veracruzana se apellida Autónoma, pero esta semana nos dejó en claro que el apelativo nomás es de adorno, igualito que el de nuestra Democracia Judicial y en una de ésas, tan elástico en algunas de nuestras elecciones recientes como liga… ligazo, patada o prorrogazo.

La Junta de Gobierno aprobó –con todo el tono solemne que le da a esa palabra– la prórroga del rector Martín Aguilar Sánchez por cuatro años más que ya quisieran algunos presidentes municipales que ya tienen un pie fuera del changarro; y lo hizo tras una “consulta universitaria” que tuvo tanto peso como la opinión de un becario en una reunión de catedráticos eméritos y más barata que las que da el Doctor Simi.

Aquí no estamos hablando de una Dictadura Académica ¡Qué va! Esto es “una prórroga conforme a la normatividad”… como si el cambio de nombre disimulara el hecho. A partir de este lunes, la UV deja de ser Universidad Veracruzana para convertirse en Universidad Vitalicia gracias a Miguel I.

La comunidad universitaria, académicos y ex rectores incluidos, levantaron la voz –que eso sí, una cosa es que la alcen y otra que la escuchen por quienes tenían la bocina y el volumen al máximo en Lomas del Estadio…

 El documento que firmaron los ex rectores en desacuerdo no fue cualquier capricho: fue un grito institucional de “¡ya basta!”. Pero en el teatro UV de lo “colegiado”, la aclamación unipersonal pesa más que el abucheo colectivo.

Y sí, el rector presentó su informe 2021-2025 y su plan 2025-2029. ¿Sabe usted qué dice ese plan? Nosotros tampoco, pero parece tener la fórmula de la eternidad administrativa. Porque si algo quedó claro es que la Continuidad es el nuevo nombre de la complacencia.

Mientras tanto, los estudiantes –esos que deberían ser el centro de todo– miran los memes de Martín Aguilar Sánchez convertido en emperador, dictador, AMLO enano, disfrazado de rector. Porque si algo tiene la comunidad universitaria, es ingenio y coraje. Así que ya los estaremos viendo en la calle marchando contra la Prórroga de Martín I.

Dicen que hay estabilidad institucional. Pero la estabilidad no se construye ignorando voces, torciendo principios ni aprobando “prórrogas” con una mano en el reglamento y un dedo en el oído. La UV no merece ser convertida en una república de una sola voz.

¿Y la Junta de Gobierno? Bien, gracias. Muy democrática, tanto que ya a estas alturas, por qué no pensar en modificar la Ley Orgánica de la UV, y quitar ese molesto “no reelección” que tienen los sabios de la Junta de Gobierno, y aplicar la del Rector: Prorrogárselas! Porque hoy, Prorrogar es el verbo universitario.

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