Agencia innova digital.- El presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, autoproclamado “senador del pueblo” y férreo defensor de la austeridad republicana, parece vivir un episodio más de su conocido doble discurso. Y es que, mientras presume sencillez y compromiso con la gente, en los hechos reparte más de un millón de pesos al mes en sueldos de asesores, varios de los cuales no aparecen en ningún registro oficial.
Uno de estos “colaboradores invisibles” incluso viajó hasta Roma con cargo al erario, en un claro contraste con la narrativa de honestidad y ahorro que tanto pregonan los líderes de la Cuarta Transformación.
El escándalo revive las críticas hacia Morena y sus aliados, pues el movimiento que llegó al poder bajo la promesa de que “no somos iguales” ahora repite viejas prácticas que tanto condenó del PRI y el PAN: nóminas infladas, privilegios para allegados y falta de transparencia en el manejo de recursos públicos.
Mientras Noroña exige respeto y justicia por agresiones políticas, en paralelo su administración en el Senado refleja los vicios que decía combatir: gastos discrecionales, asesores que no rinden cuentas y viajes internacionales que parecen más placeres privados que compromisos oficiales.
La polémica no es menor: con un salario de lujo y una nómina millonaria, el llamado “senador del pueblo” enfrenta el cuestionamiento inevitable de la opinión pública: ¿dónde quedó la austeridad republicana?