Redacción sin mordaza
La “transformación” no para… pero para mal. Caminos y Puentes Federales (Capufe), ese organismo que alguna vez fue símbolo de servicio en carretera y fuente de empleo digno, acaba de anunciar su más reciente “avance tecnológico”: el plan “Cero Efectivo”, con el que dejará de aceptar dinero en la mayoría de sus casetas y sólo permitirá el paso a quienes cuenten con el famoso Tag.
¿La razón oficial? Agilizar el tránsito. ¿La consecuencia real? Despidos inminentes de cientos —si no es que miles— de trabajadores de caseta, en plena crisis de informalidad laboral y sin ninguna garantía de reubicación.
La Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), a través de Capufe, nos invita con entusiasmo a “evitar imprevistos” adquiriendo el dispositivo electrónico, mientras ignora el imprevisto mayor que están a punto de vivir cientos de familias que verán recortado su sustento con una mano y reemplazado por un chip con la otra.
Mientras en México se asesina a un policía al día, 40 millones de personas trabajan en condiciones indignas y la informalidad se traga la mitad del mercado laboral, el gobierno prefiere “optimizar” eliminando empleos en lugar de fortalecerlos.
Sí, modernizar está bien… pero ¿a qué costo? ¿Y con qué tipo de “proyecto de nación” se supone que se empuja a las personas al desempleo para darle prioridad a una etiqueta electrónica?
En este país donde todo lo que se digitaliza se privatiza, el mensaje está claro: menos humanos, más máquinas, cero efectivo… y cero sensibilidad.