¡LA UV NO MERECE UNA REELECCIÓN A MODO!
25 junio, 2025
Maribel Ramírez Topete
Voy a escribir como egresada de la Universidad Veracruzana, la cual no es solo una institución educativa: es un símbolo de identidad, esfuerzo colectivo, pensamiento crítico y compromiso social para quienes hemos tenido el privilegio de formarnos en sus aulas. Por ello, los acontecimientos recientes en torno a la posible reelección del actual rector, Martín Aguilar Sánchez, no pueden pasar desapercibidos ni ser tratados como un simple trámite administrativo. Se trata de una decisión que pone en juego la legalidad, la autonomía universitaria y la confianza de toda la comunidad veracruzana.
La Ley Orgánica de la Universidad establece con claridad un requisito para ser rector: no haber cumplido 65 años al iniciar el nuevo periodo. Martín Aguilar tiene 68. En cualquier estado de derecho, esa condición bastaría para impedir su reelección. Sin embargo, con argumentos que parecen más construidos a conveniencia que con sustento legal, se ha planteado que ese requisito fue “eliminado” desde 2019 con base en tratados internacionales sobre no discriminación por edad. Pero una cosa es combatir la discriminación, y otra muy distinta forzar una interpretación jurídica para beneficiar a una persona en particular.
Hoy, la Junta de Gobierno de la UV y el propio Consejo Universitario están ante una disyuntiva histórica: actuar con coherencia institucional o convertirse en cómplices de un proceso opaco y cuestionado. Y es que no solo se trata del requisito de edad: también hay serias críticas sobre la falta de transparencia, la manipulación de tiempos y la ausencia de diálogo con la comunidad universitaria. Tan es así que más de 80 académicos, así como los exrectores Sara Ladrón de Guevara, Raúl Arias Lovillo y Víctor Arredondo, han manifestado públicamente su preocupación por lo que ya califican como un “albazo”.
Hace unos días, estudiantes, docentes y personal administrativo marcharon para exigir respeto a la legalidad. Lo hicieron con dignidad y con la esperanza de que su voz fuera escuchada. Es inédito, y profundamente simbólico, que un rector en funciones enfrente una movilización de esta magnitud. Eso habla de un profundo descontento, y también de la fortaleza moral de nuestra comunidad universitaria.
Como egresada, como ciudadana y como mujer comprometida con el futuro de Veracruz, me duele ver cómo se pone en riesgo la autonomía de una institución que ha sido ejemplo de pensamiento libre. La alternancia es saludable. Renueva ideas, evita el estancamiento y previene la concentración de poder. No se puede permitir que se normalicen las reelecciones disfrazadas de “continuidad”, sobre todo cuando contradicen la ley y el sentir de la mayoría.
No podemos permitir que la Universidad Veracruzana sea rehén de intereses personales o políticos. La UV merece respeto, merece legalidad, merece rumbo. Hoy más que nunca, la comunidad universitaria y la sociedad veracruzana debemos alzar la voz. Porque cuando se pierde la legalidad en una universidad pública, lo que sigue es la pérdida del pensamiento crítico, de la autonomía y, finalmente, de la libertad.