Oposición no ha consolidado un alternativa creíble para la ciudadanía: analista
Seguirá el legado político-empresarial dominante en la región desde hace 28 años
2 junio, 2025
Por: Fernando Inés Carmona
Orizaba, Ver.- El grupo político-empresarial que ha gobernado Orizaba durante las últimas casi tres décadas logró mantener su hegemonía al imponerse nuevamente en las urnas. En esta ocasión, el triunfo fue para Hugo Chahín Kuri, hijo del exalcalde Hugo Chahín Maluly, quien ahora tomará las riendas del municipio bajo la sombra de una poderosa maquinaria electoral y empresarial que ha sido dominante en la región desde hace 28 años.
De acuerdo con cifras preliminares, la participación ciudadana fue escasa: más del 68 por ciento del padrón electoral decidió no acudir a las urnas, lo que significa que sólo el 32 por ciento de los votantes registrados eligió al próximo alcalde. A pesar de esta baja afluencia, el aparato político que controla la vida pública de Orizaba demostró una vez más su capacidad para movilizar a sus bases y asegurar la continuidad del poder.
La victoria de Hugo Chahín Kuri no sólo representa un nuevo ciclo de gobierno municipal, sino también la continuidad directa de un legado político. Su padre, Hugo Chahín Maluly, fue presidente municipal en el periodo 2008–2010 y ha sido una de las figuras clave en el entramado político-empresarial que ha tejido una red de influencia en Orizaba durante los últimos 28 años.
Durante la campaña, el nombre de la familia Chahín generó diversas reacciones. Para algunos sectores, representa experiencia y continuidad en los proyectos de desarrollo urbano y orden administrativo que han caracterizado a Orizaba en las últimas décadas. Para otros, es el símbolo de un poder cerrado.
La jornada electoral estuvo precedida por una campaña marcada por el cruce de acusaciones, señalamientos por presunta corrupción, y promesas que muchos calificaron como irrealizables.
A pesar de ello, el aparato político-empresarial logró posicionar nuevamente a su candidato, quien aprovechó su cercanía con las estructuras consolidadas del municipio, así como con sectores clave como el comercio, los medios de comunicación y la obra pública, para consolidar su ventaja frente a una oposición dividida y con escasos recursos.
Uno de los elementos más relevantes de esta elección fue el alto nivel de abstencionismo. Analistas locales advierten que, aunque se logró una victoria clara para el grupo gobernante, esta se dio con una base de legitimidad reducida.
“La estructura política que controla Orizaba no gana porque entusiasme, sino porque sabe operar, sabe movilizar, y porque la oposición no ha logrado consolidar una alternativa creíble. Pero el costo es la desconexión con la ciudadanía”, señaló un analista político local.
Desde mediados de la década de los 90, Orizaba ha sido gobernada por un reducido grupo de políticos y empresarios que, bajo diferentes siglas partidistas -principalmente del PRI o partidos aliados-, han mantenido una línea de gobierno centrada en el orden urbano, el control administrativo y una narrativa de “ciudad modelo”.
Este estilo de gobierno ha sido elogiado en algunos sectores por sus resultados en materia de infraestructura, turismo y seguridad relativa. No obstante, también ha sido criticado por la concentración del poder, el uso político de programas sociales y la falta de apertura a nuevas voces ciudadanas.
Con la llegada de Hugo Chahín Kuri a la presidencia municipal, muchos se preguntan si se tratará de una gestión con sello propio o si, por el contrario, será una continuación más del modelo de los actores que han sostenido por casi tres décadas.
Por ahora, el grupo en el poder celebra su permanencia y el control político de una de las ciudades más relevantes del estado.