Alfredo Quezada Hernández.

RICARDO AHUED BARDAHUIL.

Un político congruente y ecuánime que trabaja sin aspavientos y alejado de las luminarias, es precisamente el ex alcalde xalapeño.

Los resultados son conocidos por todo el pueblo de Veracruz y, por si fuera poco, hace unos meses fue reconocido como uno de los mejores alcaldes del país. Lo anterior no es producto de la casualidad, es gracias a la constancia, transparencia y trabajo con el que se desempeña.

La gobernadora Rocío Nahle seguramente descansa en él mucho trabajo en favor de los veracruzanos.

Por amor a Veracruz la labor de Ahued Bardahuil no se detendrá, habrá de continuar con ese trabajo efectivo y de amplios resultados.

Bien.

HÉCTOR YUNES LANDA.

Cada día está peor priista.

Su protagonismo no conoce límites, la memoria le empieza a fallar.

Hace unas semanas el choleño saltó a la palestra para exhibir su ambición de volver a ser candidato a la gubernatura para el 2030.

Por favor.

Y ahora sale con eso de que el macuspano le ofreció ser candidato a gobernador de Veracruz, invitación que declinó por ser priista.

Por favor.

Usted le cree, nosotros tampoco.

El choleño ya no ve la manera de llamar la atención, ha perdido cordura, quizá olvida que está por cumplir sesenta y siete años, dígito qué lo ubica en desventaja para la próxima campaña.

Al parecer sus compañeros de partido tiene razón cuándo precisan qué Héctor ha perdido el piso, su frustración por no haber logrado la primera magistratura estatal lo está rebasando.

Yunes Landa es un experto en vivir del erario público, el primo de Yunes Linares nunca ha vivido en el error, siempre ha succionando del presupuesto oficial, lo que la ha permitido llevar una vida de jeque, una existencia en la abundancia y los excesos.

Al priista, cómo las burras de La Tía Cleta, sólo le queda la flatulencia y el rebuznido.

Provecho.

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