En los 11 meses del gobierno de Claudia Sheinbaum el círculo de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump ha encontrado un aliado de primera, confiable y de rápida operación a los intereses de EU, en Omar García Harfuch.
El secretario de Seguridad es el más cercano a Sheinbaum y quien hoy ocupa el primer lugar en los afectos y confianzas del despacho Oval de la Casa Blanca.
Y sin hacer tantos aspavientos.
La DEA, la CIA, el FBI, la Fiscal General Pat Bondi, el Comando Norte y el del Sur, pero sobre todo el secretario de Estado, el cubano-americano Marco Rubio lo pusieron a prueba al darle datos sobre los enclaves de laboratorios de fentanilo que rápidamente fueron encontrados y desmantelados por la secretaría de Seguridad, Guardia Nacional y Ejército al mando de García Harfuch.
Golpes directos, sin rollos, contundentes. Y van casi 100 de esos que el expresidente Andrés Manuel López Obrador afirmaba neciamente que no existían en México.
Luego pasaron al abordaje del tráfico de huachicol. Ahí queda claro que todo lo encontrado viene desde Washington y no de Pemex o de investigaciones internas de la Fiscalía de Alejandro Gertz Manero, quien es uno de los primeros que hay que investigar porque su actuación apunta a que está metido hasta el cuello en los arreglos del poder con carteles y los huachicoleros.
Es de tomar en cuenta que todo lo descubierto respecto al huachicoleo -que Andrés Manuel López Obrador firmaba se había acabado-, es de lo que llega por barcos desde Estados Unidos.
Eso ha sido una indagatoria norteamericana.
No había forma de que se pudiera eludir tocar a los altos mandos de la Marina, empresarios y aduanas. Todo eso se lo dieron a García Harfuch para probar si el gobierno de la presidenta Sheinbaum iría o no a lo más alto de la Marina.
Con la visita de Marco Rubio en la antesala de Palacio, a la mandataria no le quedo más que dar el visto bueno al operativo en el que se hizo lo imposible para no afectar al exsecretario de Marina de AMLO, almirante José Rafael Ojeda Durán.
No había cómo lograrlo con sus dos sobrinos preferidos, marinos y altos mandos como él en esa dependencia, operando todo lo del huachicol e induciendo a más mandos a entrarle al negocio fácil y sucio del tráfico de gasolinas y otros hidrocarburos.
La contaminación alcanzada en los altos mandos de Marina debido a esa operación familiar ha significado uno de los daños más grandes causados a una institución que era ejemplo de honestidad y reconocimiento entre mexicanos y extranjeros.
Al nivel que han llegado esas investigaciones y con decenas de detenidos, no parece que la pueda librar el almirante José Rafael Ojeda Durán.
Si finalmente cae, todo advierte que será apenas el primero del primer nivel del gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador que pisará juzgados y juicios por sus vinculaciones con el crimen organizado ya sea aquí en México o en EU.
DEMASIADAS FICHAS EXPUESTAS
Hoy no hay duda de que esto es apenas el inicio de una limpia a fondo de los drenajes de la política y el poder en México. De todo lo que surgió y se hizo evidente en el sexenio de AMLO.
Y es que son tantas y tan expuestas las tramas, los personajes, los excesos que es imposible seguirlos poniendo debajo del tapete de la presidenta Sheinbaum.
Los gobernadores Marina del Pilar Ávila de BC, Rubén Rocha de Sinaloa, Américo Villarreal de Tamaulipas, Ricardo Gallardo de San Luis Potosí, Felix Salgado y su tapadera Evelyn de Guerrero sumados al hermano de AMLO el líder de Morena en el Senado Adán Augusto López y su Barredora, el titular de la SEP Mario Delgado y el Clan que ha saqueado a más no poder a México al amparo de su papá, encabezado por los hermanos Andrés Manuel Andy, José Ramón y Gonzálo Alfonso Boby López Beltrán y muchos más, son apenas la nata de esa cofradía cercana al narco y al huachicol y las grandes tranzas que están bajo la mira de Washington.
AMLO es sin duda la gran cereza de ese pestilente pastel.
GARCIA HARFUCH, EL ANTÍDOTO
Para nadie en México es un secreto que Claudia Sheinbaum está rodeada por un gabinete de leales y férreos lopezobradoristas entre los que sólo sobresalen Omar García Harfuch como el más íntimo en los afectos y confianzas de Sheinbaum y Lázaro Cárdenas Batel como el más independiente.
Los demás brincan al silbido del macuspano.
No se equivocó la mandataria al colocar a García Harfuch en Seguridad. E impulsarlo para ser su enlace ante los poderes y agencias en Washington.
Omar es hijo de Javier García Paniagua, reconocido como un político descendiente de militar leal a México e impasable en temas que pudieran significar un daño al país y a la política.
Y por línea directa es nieto del general Marcelino García Barragán exsecretario de la Defensa del presidente Gustavo Díaz Ordaz n el momento de los eventos del 68 que marcaron a México hasta hoy.
Su actuación en Tlatelolco el 2 de octubre del 68 fue detallada por el verdadero culpable de la masacre, el entonces jefe del Estado Mayor de Díaz Ordaz, el general Luis Gutiérrez Oropeza quien en sus memorias relata como ideo los ataques hacia estudiantes y tropa que rodeaba la Plaza de las Tres Culturas a fin de realizar la masacre que terminó con el movimiento estudiantil del 68 semanas antes del inicio de las Olimpiadas.
Todo eso está confirmado igual en las memorias del general García Barragán abuelo de García Harfuch, quien igual que su padre tiene el respeto de las fuerzas armadas de México.
¿Será que García Harfuch logrará ser el verdadero antídoto y verdugo de los políticos aliados de AMLO en su alianza con carteles y huachicoleros?
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