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No se trata de información nueva ni Ismael “El Mayo” Zambada es un personaje desconocido en México; todo lo contrario en ambos puntos.
Ayer, el líder histórico del narcotráfico en México –su carrera delictiva rebasa los cincuenta años, desde las décadas de los 60s-70s a la fecha- fue presentado ante el juez Brian Cogan, en la corte del Distrito Este de Nueva York, ante quien confesó:
“La organización que encabecé alentó la corrupción en mi país al pagar a policías, comandantes militares y políticos que nos permitieron operar libremente”
Zambada se refiere al cártel de Sinaloa, donde compartió el liderazgo con Joaquín “El Chapo” Guzmán, también preso en Estados Unidos.
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El Estado mexicano, desde nuestras 2 mill 478 alcaldías; el Congreso; los 31 gobernadores y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México…
Las presidencias de la República desde Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, hasta Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum; incluyendo a Vicente Fox y Felipe Calderón Hinojosa, et al…
Todos: desde los policías municipales más humildes; los secretarios de Seguridad Pública como Hernán Bermúdez Requena –funcionario público y líder delincuencial de La Barredora, en Tabasco-…
Todos: Arturo “El Negro” Durazo, Gerardo García Luna, Omar García Harfuch…
Todos: los líderes partidistas de izquierda a derecha y sin dejar fuera al centro…
Todos: quienes llegaron al poder para robar durante más de setenta años; los del momento histórico de la oposición vuelta gobierno tras la caída del PRI; los priistas de regreso; los izquierdistas cuyas aportaciones de muertos en la lucha histórica por la democracia son recuerdo doloroso en los tiempos de cinismo galopante; Todos: los tricolores, los azules, los guindas, los multicolores…
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Todos: los alumnos de primaria y jardines de niños protegidos por cuerpos de maestras heroínas dispuestas a recibir balas del Estado fallido, traducido en narcopleitos inagotables por manicomios llamados por plazas…
Todos: los adolescentes desaparecidos y sus amigos testigos del secuestro a manos del crimen mucho más organizado que el gobierno…
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Todos: madres buscadoras y quienes las “juzgan” desde redes sociales donde la ignorancia e insensibilidad se disputan likes y afán de protagonismo tan torpe como inútil; tan cruel como dañino…
Todos: los conscientes y solidarios pero también los revictimizadores…
Todos: los nobles y los hijos de la chingada…
Todos: los padres , los hijos, los hermanos de los ausentes; a quienes buscan vivos o muertos porque su alma descansaría con un fragmento de ADN o un pedazo de ropa con olor al ser humano que alguna vez compartió su cotidiana respiración…
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Todos: los periodistas, los fiscales, los comerciantes, los empresarios, los maestros, los ferrocarrileros, los taxistas, los directores de penales vivos o ejecutados, los diputados locales y sus suplentes, los políticos aspirantes y los que viajan por el mundo porque poseen el poder para hacerlo…
Todos: los petroleros, los electricistas, los indígenas, los ganaderos, los campesinos…
Todos, los sicarios, los caníbales del narco, los intelectuales, los académicos…
Todos: Martín Aguilar y su sacrificio” por “salvar” cuatro años a la UV desde su “sabiduría” insuperable, sumada a la “generosidad” intelectual de su séquito también “generoso”…
Todas las universidades: públicas y privadas…
Todos: los sembradores de amapola, los consumidores de cocaína, los mariguanos, las aeromozas y los pilotos de aviones donde la droga es equipaje hacia México y luego, desde nuestro infesto país, se distribuye al mundo…
Todos, carajo, todos en México supimos, sabemos y sabremos quién fue, quién es y quién será Ismael “El Mayo” Zambada…
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Lo sabemos porque el dolor y la muerte, la frustración y desesperación, la pérdida de esperanza y la inutilidad de los rezos nos han mantenido plenamente informados sobre esta barbaridad durante más de medio siglo…
Lo sabemos gracias a las ejecuciones, a las fosas clandestinas, a la política corrupta, a la pudrición de territorios y sus miasmas que alcanzan las narices de los indiferentes, los cómplices, los valemadristas, los entusiastas y hasta los suicidas…
Lo sabemos porque los cementerios ya no alcanzan ni para enterrar el espanto…
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Lo sabemos porque todos somos “El Mayo” Zambada y todos somos potencialmente capaces de pedir perdón después de hacer pedazos el pasado, el presente y el futuro de un país.
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“El Mayo” no es Ismael, no es un cártel, no es Sinaloa, no es un rostro diabólico…
“El Mayo” es un país, es México; es el cáncer que siempre ha estado entre nosotros, en la parte oficial avalada por nuestros votos; con alas invencibles del Leviatán: indomable, invencible, inmortal…
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Todos conocemos al Leviatán mexicano porque ese monstruo somos todos…
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Ismael “El Mayo” Zambada colocado frente al juez Brian Cogan solo ha desnudado -de nueva cuenta- al culpable de manera directa y en territorio extranjero: El Leviatán mexicano es el Estado mexicano.
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Desnudo una vez más –sólo que ahora frente a un Leviatán más poderoso y afanado en juzgarlo para su propia conveniencia-, el Leviatán de los Estados Unidos Mexicanos se retuerce y da continuidad a sus estrategias de defensa; desde la demagogia hasta la disposición para entregar cuerpos -inocentes o culpables- a sus dioses: la codicia, la ambición, la falsedad, las promesas falsas, la incapacidad histórica, la muerte…
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Doña soberanía y el cielo -ese ente acusado de darle a la patria un soldado en cada hijo- podrían suministrar la sangre necesaria –de los pobres, desde luego- a fin de aplacar la sed del juez en la corte del Distrito Este de Nueva York.
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Los quince mil millones de dólares de multa son lo de menos; Dos Bocas costó más de veinte mil millones de dólares y ahí está, alimentada por su génesis: la impunidad…