Ciudad de México.- Las mujeres periodistas quienes ejercen en territorios de necropolítica en México debieron desarrollar estrategias de resistencia que les permitan vivir y trabajar en condiciones de extrema violencia para hacer valer la libertad de expresión con cada una de sus publicaciones y con ello logran romper las zonas del silencio que mandatan censura, estas cronistas contemporáneas quebrantan el acomodamiento de una cultura machista, narca y violenta.

México se ha convertido en uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo y de acuerdo con la Clasificación Mundial 2022 de Reporteros Sin Fronteras (RSF), México ocupó el lugar 127 de 180 y con una situación “difícil” para la libertad de prensa.

Para este año, en la clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2025, México cayó tres lugares y ocupa el escaño 124. El informe advierte que por primera vez la libertad de prensa se vuelve “difícil” a escala mundial. Alertan sobre el deterioro global que sufre este derecho humano.

De acuerdo con el Índice de Conflictos 2024 de la iniciativa Datos y Ubicación de Conflictos Armados (ACLED), colocó a México en el cuarto lugar más violento en el mundo solo por debajo de Palestina, Myanmar y Siria, con un índice “extremo y consistentemente preocupante”.

El Índice de Conflictos 2024, también señaló a México como el país sin una guerra regular más peligroso y violento del mundo, sostuvo que el gobierno mexicano tiene “el poder pero no el control” de todo el territorio.

Además, Human Right Watch en 2023 advirtió que desde el inicio de la guerra contra el crimen organizado en 2006, los índices de delincuencia violenta han sufrido un aumento, no obstatante la mayoría de los delitos no se investigan y nunca se identifica ni se enjuicia a los responsables.

En este escenario mexicano, ser mujer y periodista duplica riesgos, ellas al romper el mandato de silencio alteran el sistema de la necropolítica que perfila mujeres silenciadas, sumisas y fuera del ámbito público. Su presencia no solo incomoda, sino que altera el status quo, es decir, contrastan las condiciones y generan cambios.

Aunado a los delitos contra la libertad de expresión, México también presenta una crisis de violencia feminicida. El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), indicó que en los últimos cinco años del gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador, con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), se informó que hubo 18 mil 469 asesinatos de mujeres en todo el país.

Cabe señalar que el OCNF, es un organismo referente que visibiliza la violencia contra las mujeres desde 2007, vigila, monitorea y sistematiza información sobre la falta de procuración e impartición de justicia para las víctimas, brinda acompañamiento jurídico a familiares de víctimas, documenta casos e incide en la implementación de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

En suma, delitos en razón de género, contra la libertad de expresión, la inseguridad generada por una guerra interna liderada por bandas del narcotráfico, México presenta un escenario público más que demoledor, por lo que a las mujeres periodistas las deja en sobreexposición, no obstante, son ellas quienes han demostrado aportar al periodismo la voz de las víctimas.

Ellas se han vuelto cronistas de su propia realidad en territorios de necropolítica y lo han hecho desde un periodismo de paz, alejadas de los grandes consorcios de comunicación, así, en estas condiciones, ellas logran un giro discursivo a las narrativas.

Es importante señalar que los territorios operados por el Capitalismo Gore, hace referencia a los territorios donde se convive con el “derramamiento de sangre explícito, al altísimo porcentaje de vísceras y desmembramientos, frecuentemente mezclados con el crimen organizado, el género y los usos predatorios de los cuerpos, todo esto por medio de la violencia más explícita como herramienta de necroempoderamiento” (Sayak Valencia).

No sobra decir que en este necroempoderamiento, es “el poder que se reconfigura desde prácticas distópicas como el asesinato y la tortura para hacerse con el poder y obtener a través de este enriquecimiento ilícito y autoafirmación perversa” (Sayak Valencia).

México arrastra esta situación desde hace décadas y la violencia contra mujeres periodistas no es un tema nuevo, Comunicación e Información de la Mujer, A. C. (CIMAC) desde el 2005 ha documentado la situación. En su cuarta publicación del 2022, Dejar todo, analizó el desplazamiento forzado en la vida de mujeres periodistas y lo poco que han realizado los gobiernos en materia de atención, prevención y protección.

En Dejar todo, CIMAC registró 21 casos de periodistas que se encontraban en situación de desplazamiento forzado interno, sin ninguna garantía para su retorno seguro ni políticas públicas para retomar sus proyectos periodísticos, lo que reflejaba el fracaso de la estrategia de protección del expresidente Andrés Manuel López Obrador.

El registro incluyó 251 casos de violencia contra mujeres periodistas solo en el 2020, donde se contabilizaron 19 feminicidios, 9 periodistas desaparecidas y 10 en condición de desplazamiento forzado.

Lo que permitió determinar que en México cada 34 horas una comunicadora sufre un tipo de violencia por levantar su voz y ser una defensora del derecho a informar. 

Transcurrido el sexenio de Andrés Manuel López Obrador y su discurso estigmatizador contra la prensa mexicana el cual provocó una reacción en cadena que fue interpretada como permiso para violentar perioristas. CIMAC publicó  “Palabras impunes”, donde visibilizó cómo durante la gestión de AMLO no solo persistió sino que aumentó la violencia contra el gremio periodístico en 200%, solo en sus primeros tres años de gestión en comparativa con su antecesor.

Durante el sexenio de López Obrador, de diciembre de 2018 a agosto de 2022, 36 periodistas fueron asesinados. En ese mismo periodo, mataron a cinco mujeres periodistas: Norma Sarabia Garduza (2019), María Elena Ferral Hernández (2020), Lourdes Maldonado López (2022), Yesenia Aurora Mollinedo Falconi (2022) y Sheila Johana García Olivera (2022). 

Cabe señalar que Lourdes Maldonado buscó directamente al presidente López Obrador en su conferencia Mañanera, frente a frente le pidió protección y le compartió su caso públicamente, pero el 19 de enero del 2019 fue asesinada.

Ante este escenario público nacional y mundial, la pregunta que se extiende es ¿Qué sucede con las mujeres periodistas quienes no pueden desplazarse? Ellas quienes ejercen el periodismo en territorios de necropolítica y capitalismo gore, en un país feminicida y «zonas calientes» como se le conoce en el habla popular, cómo resisten y ejercen el periodismo ante la ausencia del Estado mexicano.

Cimacnoticias se dio a la tarea de viajar a tres entidades consideradas como tierra caliente, lugares operados bajo el capitalismo gore y la necropolítica para entrevistar a mujeres periodistas residentes para conocer de viva voz cuáles son sus resistencias para mantener viva su profesión.

Parte de los hallazgos revelaron que sus resistencias se tejen a través de redes de periodistas, por lo que Cimacnoticias conformó una para la realización de esta investigación.

Fuente: https://cimacnoticias.com.mx/cronistas-de-la-necropolitica/