Cecilio García Cruz
Jesús te Ampare
25 Jun 2025
Duermen, sueñan –a veces padecen terribles pesadillas—y se despiertan con una sola obsesión: luchar desde hoy por la silla principal de Palacio Nacional y la gubernatura de Veracruz.
Por eso, “tejen” alianzas inesperadas que podrían redefinir el mapa político del país y de la entidad veracruzana.
En el centro de esta disputa se encuentran los senadores Adán Augusto López y Ricardo Monreal, dos alegres “compadres” que se jactan del poder y de su relación con el dueño de la finca de Palenque, Chiapas.
Los dos son hábiles negociadores políticos que “tejen” en tierras fértiles y pantanosas, para alcanzar la cima del poder.
El operador en Veracruz es supuestamente el megalómano senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara, quien cada vez que tiene una coyuntura política, pregona el tema y lanza dardos –disfrazados de elogios inexistentes—contra poderosos militantes de Morena y de la propia mandataria Rocío Nahle.
Con la figura de un servidor público marginado y astuto, Manuel Huerta (“El Pito Pérez” de la política veracruzana), opera, sin tapujos, una línea contraria a la que impone Palacio de Gobierno.
Lo último –según él– que suma a su proyecto es enaltecer la prórroga (otros 4 años) del rector espurio de la Universidad Veracruzana, Martín Aguilar Sánchez.
Y “Pito Pérez” subraya la autonomía de la institución, cuya esencia es el pensamiento crítico, el conocimiento y la vida democrática.
El dato más relevante y disruptivo de esta estrategia política, es el pacto entre Huerta y el Clan Yunes del Estero (encabezado por Miguel Ángel Yunes Linares y sus hijos Miguel y Fernando).
Y este pacto, se comenta, ya está definido para la sucesión gubernamental: o es Miguel junior el “premiado”, o el “Pito Pérez” jarocho (Manuel Huerta); uno de ellos sería el rival a vencer por el abanderado del movimiento guinda.
“…No por mucho madrugar amanece más temprano”, reza el refrán.
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