Una narcorrefinería clandestina operó durante años cerca de Coatzacoalcos “sin ser detectada”. Su tamaño, ubicación y complejidad evidencian redes de corrupción y posible colusión de autoridades locales, estatales y federales, incluyendo personal vinculado a PEMEX.
Hace unos días las autoridades federales reportaron el hallazgo de una refinería ilegal y clandestina operada por el crimen organizado en las inmediaciones de Coatzacoalcos, Veracruz. Se podría pensar que la incautación de dicho inmueble constituye un logro para las autoridades, sin embargo, su ubicación, tamaño y la forma en la que se dio el aseguramiento propician dudas sobre las redes de corrupción que permitieron la operación de este sitio, que estaba a la vista de todos.
A diferencia de un laboratorio de drogas sintéticas, es muy complicado operar una refinería sin que la misma deje rastros. Mientras un laboratorio de drogas ocupa unos pocos metros y equipo rudimentario, por tanto, cualquier paraje serrano alejado puede servir, en cambio una refinería requiere de infraestructura compleja, acceso a vías de comunicación para mover el producto, personal altamente entrenado y un movimiento constante en las instalaciones, lo cual llamaría la atención de las autoridades, salvo que las mismas estén coludidas.
Todo parece indicar que la construcción de esta refinería comenzó en 2019. Con maquinaria pesada se taló una importante cantidad de árboles, se emparejó el terreno y se fue instalando la infraestructura, que es todo, menos discreta. Por ejemplo, se colocaron tanques gigantes de almacenamiento de combustible.
Cualquier instalación industrial de gran tamaño implica transportar el equipo mediante tráileres por carretera, es decir, a nadie le llamó la atención que a ese paraje llegaran equipos de gran tamaño, de los que se utilizan para almacenar hidrocarburos, precisamente en una zona que se caracteriza por el robo de combustible o huachicol y operan varias bandas dedicadas a dicho delito.
La construcción no fue rápida, por el contrario, se prolongó casi por cuatro años, hasta 2023, en donde participaron albañiles, ingenieros, arquitectos y contratistas; pero de nueva cuenta, nadie se enteró de lo que ahí se construía.
Además, la construcción está adyacente a la carretera Minatitlán-Nuevo Mundo, casi en su entronque con la carretera Coatzacoalcos-Villahermosa, a sólo 27 minutos del centro de Coatzacoalcos. Es decir, no se trata de un lugar oculto, sino que está casi dentro de la mancha urbana, al lado de una vía transitada.
Pero no sólo eso, se constituyó una empresa fachada, llamada Energía Ecorenovable, por lo que hay personas que inscribieron dicha empresa, mismas que se pueden rastrear y ver si son los responsables directos o prestanombres que pueden llevarnos con los dueños reales del complejo.
Al parecer el sitio comenzó a producir en 2023, por lo que a partir de ese momento entraban pipas que llevaban hidrocarburo robado, que era procesado y convertido en diésel y nafta ligera, que luego era sacado también en pipas para ser vendido en la zona cercana.
Obviamente para operar una refinería se requiere personal capacitado, por lo que tuvieron que ser contratados ingenieros con conocimientos técnicos, los cuales seguramente trabajaron o aún trabajan en PEMEX. De hecho, a unos minutos de esta refinería se encuentran los complejos petroquímicos Morelos y Pajaritos, de donde pudo haber salido el personal que montó y operó esta refinería, pero también el combustible robado.
Paradójicamente, cuando se dio el aseguramiento de esta refinería no se encontró en las instalaciones a ninguna persona, por lo que no hubo detenidos, lo cual es bastante sospechoso, porque en el lugar debieron trabajar decenas de personas y lo lógico es que incluso en la madrugada hubiera trabajadores resguardando el lugar.
Más sospechoso aún es que no se tengan indicios de quienes son los dueños reales del complejo a días de haberse dado el aseguramiento, a pesar de que se tiene un registro como empresa fachada (con nombre) y de todos los rastros que pudieron haber dejado en el lugar. Sobre todo cuando en esa zona operan organizaciones como el Cártel Jalisco Nueva Generación, la banda de los Chivos al servicio del Cártel de Sinaloa, los Zetas Vieja Escuela, el Cártel del Golfo e incluso se encuentra cerca del ámbito de operación de la Barredora, que tiene su sede en Tabasco.
Si bien el Gobierno Federal ha calificado a esta instalación ilegal como mini refinería, lo cierto es que tampoco se trata de un complejo pequeño, ya que abarca más de 5 hectáreas y fueron hallados 500 mil litros de hidrocarburos para ser procesados, además de que la instalación estaba en funcionamiento, demostrando una alta sofisticación técnica.
Y a pesar de todo lo anterior, ni las autoridades de Coatzacoalcos, Moloacán o Minatitlán se dieron cuenta, tampoco las autoridades estatales de Veracruz, la Guardia Nacional, el Ejército, la Marina, ni los empleados de PEMEX de las dos instalaciones que se encuentran a 15 minutos del complejo.
Lo que nos lleva a dos hipótesis contrapuestas. La primera es que alguien debió ser extremo cuidadoso para crear una empresa, comprar terrenos, construir durante cuatro años una refinería, transportar maquinaria, tener decenas de trabajadores, conseguir ingenieros capacitados, operar la refinería, sacar y meter pipas durante años y que nadie se diera cuenta.
O bien la segunda, al parecer más plausible, es que quien construyó la refinería ilegal tuvo durante años la protección y el silencio de autoridades de todos los niveles, y quizá la participación de empleados de PEMEX para realizar sus actividades y, al ser descubiertos, alguien les dio aviso para que el día del aseguramiento no hubiera personal que pudiera ofrecer información para dar con los dueños del complejo.
- Víctor Manuel Sánchez Valdés es profesor investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila, especialista en seguridad y doctor en políticas públicas por el CIDE. Correo de contacto: victorsanval@gmail.com.
Fuente: https://animalpolitico.com/analisis/invitades/la-narcorrefineria-que-nadie-vio