Por José Luis Enríquez Ambell
Y TERRITORIO VERACRUZANO
En todo nuestro continente se conocen bien los cambios repentinos de temperatura, esto debido a experiencias en vivir los fenómenos de “El Niño’ y “La Niña” – patrón climático que es caracterizado por temporadas cálidas, en el primer caso, y un enfriamiento, en el segundo – y en los dos momentos en nuestra entidad veracruzana nos han pasado factura en los daños materiales y humanos.
La ONU, a través de la Oficina Regional para las Américas y el Caribe para la Reducción del Riesgo de Desastres, pronosticó a principios de año que “la región ha asumido el 53% de las pérdidas económicas globales” relacionadas a estos acontecimientos, por los fenómenos El Niño y La Niña.
Incluso, está demostrado que el año 2022 fue marcado por un fuerte fenómeno de La Niña en países de América, y en algunos casos se alcanzó un 60% superior en lluvias, lo que evidentemente lleva a cualquier país a declarar sus emergencias y esto impacta en términos de la economía en algún momento.
En ese sentido, las condiciones de una intensa sequía o por el fenómeno de La Niña afectan los cultivos, secando ríos e impactado la generación hidroeléctrica, lo que en Veracruz este 2025, en su primer semestre, ya nos lo empieza a mostrar – no sabemos si lo cobre – y en que sectores de la producción.
La temporada intensa de calor que se ha vivido en las recientes semanas, ahora son las lluvias torrenciales e intensas en el país y Veracruz. Y con ello, el riesgo de inundaciones y el aumento en los niveles de ríos y arroyos que ya sabemos que en nuestra tierra incrementan su caudal de manera rápida, pero pasando a lo veloz, y sin descontar que somos por ubicación natural un gran colector pluvial que conecta con el Golfo de México.
Grande es la proporción de daños humanos, materiales y económicos que han causado las afectaciones y catástrofes, en al menos los últimos 25 años, relacionados con el agua y el clima cálido.
En Veracruz la historia nos refiere que entre los meses de abril y noviembre tradicionalmente y teniendo como fuente informativa a Conagua, entre el calor, las lluvias y precipitaciones, ciclones, huracanes y frentes fríos destacan en el origen de los daños que por supuesto alteran cualquier presupuesto y programación financiera en las instituciones de gobierno, sobretodo del estado y municipios.
En síntesis, estando más caliente el clima se presenta el fenómeno de El Niño, y cuando está más frío de lo normal, La Niña, pero en las dos situaciones revisten la necesidad de alterar los presupuestos públicos, lo que ahora lleva a que se consideren “a tiempo” para enfrentar “tiempos difíciles,” estimando recursos al respecto.
DE SOBREMESA
Veracruz está ubicado entre los estados del sur que más se ven afectados por las lluvias, pero también cuando hay calores extremos se suda la gota gorda.
Así pues, los ciclones tropicales en sus categorías de depresión tropical, tormenta tropical y huracán (ciclones intensos) y sin descontar frentes fríos, ponen a Veracruz en alerta siempre, de ahí la constante necesidad de prepararse entre autoridades y población en todos los sentidos posibles, como ahora por la presencia de Erick.
Este año las altas temperaturas – fenómeno de El Niño – han afectado en la escasez de agua y apagones en el servicio de energía eléctrica. Y en igual proporción – La Niña – en el resto de este 2025 supone quedarse a oscuras ante las tormentas y lluvias que se han pronosticado, y que ya estamos viviendo.
UN CAFÉ LECHERO LIGHT
Esperamos que los efectos de El Niño y La Niña no traigan daños humanos, aunque los materiales a veces resultan inevitables por las inundaciones, derrumbes, socavones y que ocasionan destrucciones, y algunas veces hasta en zonas que en cierta manera están acostumbradas a convivir con los fenómenos tropicales.
UN CAFÉ CON PILONCILLO
La población veracruzana tenemos presente momentos de dolor y tragedia en 1999 y 2010, cuando miles de familias fueron impactadas por la naturaleza por el frente frío 5 y la depresión tropical 11, en el litoral del Golfo de México, causando daños humanos y materiales en Álamo, Poza Rica, Gutiérrez Zamora, Tecolutla, Martínez de la Torre, Misantla y otros municipios, lo que llevó a evacuar a la población, instalar albergues y después reconstruir vías de comunicación rurales y urbanas, y aún se aprecian huellas de la vulnerabilidad en esas zonas.
No olvidemos también que el huracán Karl, en 2010, provocó afectaciones en 117 municipios (68% del territorio veracruzano), sobre todo en Hueyapan de Ocampo y Tlacotalpan.
Se sabe que el Gobierno de Veracruz ya está preparado en lo logístico, operativamente y financieramente para atender oportunamente a la población en su conjunto.
¡ES CUANTO!
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