Agencia Innova Digital.- México no se ha unido a los BRICS debido a su fuerte integración económica con Norteamérica y la prioridad de sus relaciones con Estados Unidos y Canadá, en el marco del Tratado T-MEC. Tanto el expresidente Andrés Manuel López Obrador como la actual presidenta Claudia Sheinbaum han enfatizado que su política económica ha sido exitosa gracias a esta asociación. A pesar de que los BRICS, un grupo que incluye a países como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, buscan crear un contrapeso al poder occidental y reformar instituciones financieras globales, México prefiere mantener su enfoque en Norteamérica.
La decisión de no unirse a los BRICS no implica desinterés, sino una elección estratégica. México envía el 80% de sus exportaciones a Estados Unidos, y unirse al bloque podría percibirse como una competencia para su principal socio comercial, lo cual representa un riesgo para su economía. Además, el Gobierno de Estados Unidos ha calificado al grupo como “antiestadounidense” y ha amenazado con más aranceles, lo que complica la situación.
México también ha adoptado una política exterior de no intervención, que limita su disposición a unirse a alianzas que podrían generar conflictos diplomáticos o no ofrecer beneficios claros. Pertenecer a los BRICS podría considerarse una postura antioccidental, algo que el Gobierno mexicano no está dispuesto a asumir.
Sin embargo, algunos expertos, como especialistas de la UNAM, sugieren que México debería reconsiderar sus relaciones con Estados Unidos y buscar diversificar sus alianzas, viendo en los BRICS una plataforma para hacerlo. Argumentan que la situación política y económica de Estados Unidos hace necesario un cambio en la política de México. Los BRICS podrían ofrecer a México oportunidades para diversificar sus relaciones comerciales, cooperar con países afines y competir en un mercado más independiente del control estadounidense.