Agencia Innova Digital- En medio de la devastación causada por las recientes inundaciones en Veracruz, surgió un acto de solidaridad que ha conmovido a miles: un taquero de Poza Rica, llamado Jesús, abrió las puertas de su negocio para funcionar como centro de acopio, y a cambio de donativos de víveres, regaló órdenes de tacos para quienes vinieran a ayudar.

La campaña, difundida con el lema “Poza Rica, no están solos”, busca transmitir empatía, hermandad y esperanza: que en los peores momentos el pueblo mexicano se une, extiende su mano y arropa a quienes más lo necesitan.

Según el propio Jesús, no se trata de una acción ostentosa ni espectacular: “no somos de dinero, pero lo que tenemos lo damos con gusto”, explicó, mientras su familia repartía entre mil tacos y agua en las zonas más afectadas.

El desbordamiento del río Cazones el 10 de octubre dejó barrios anegados, gente desplazada y pérdidas materiales incalculables en la ciudad.

La respuesta institucional incluyó la activación del Plan DN-III-E por parte de Marina, Ejército y Guardia Nacional, con labores de rescate, evacuación y atención urgente en las zonas más aisladas.

Pero estos gestos ciudadanos cobran aún más importancia cuando las autoridades tardan en llegar: transformar un negocio en refugio de esperanza, entregar comida caliente o víveres, difundir solidaridad en redes… todo suma para fortalecer el tejido social.

“Cuando uno entrega lo poco que tiene, se multiplica la fuerza del pueblo; México se sostiene cuando sus hijos se apoyan entre sí.”