PARTE II

(1)

Corría el año 2007 y en el Restaurant Staku del hotel Kinakú, en Acayucan, este reportero conversaba con Clemente Nagasaky Condado Escamilla (+), abogado, máster en Derecho de Amparo por la Universidad Cristóbal Colón de Veracruz, político y amigo.

Condado Escamilla trabajó para la Procuraduría General de la República (PGR), donde se desempeñó como Agente del Ministerio Público Federal en diferentes plazas.

El 19 de noviembre del 2006 había sido asesinado Cirilo Vázquez Lagunes cuando se dirigía al mangal, finca de su propiedad, para recoger el dinero destinado a la nómina de su equipo de béisbol: “Los Tobis” de Acayucan, que aún jugaban como local aquella tarde de domingo en el estadio La Arrocera.

Sobre la calle Rivapalacio casi esquina con avenida Miguel Alemán en Barrio Nuevo, el padre de la entonces alcaldesa Fabiola y de la exdiputada federal Regina Vázquez Saut –ambas por el PAN- fue acribillado junto a policías municipales del vecino municipio de San Juan Evangelista que le acompañaban, así como su suegro, padre de la alcaldesa sanjuaneña impulsada por el llamado cacique del sur.

Cinco meses atrás, en junio, Ponciano Vázquez Lagunes, el Pony, había muerto asesinado en Tabasco; su velorio y entierro en Villa Juanita, municipio de San Juan Evangelista, constituyó una mezcla de duelo familiar y popular con elementos de mitin político.

En medio de la multitud, Cirilo Vázquez habló largamente con un funcionario del gobierno tabasqueño, a quien le reclamaba justicia por el crimen de su hermano.

Estuve en aquel lugar, escuché los reclamos telefónicos de Vázquez Lagunes pero no supe con quién habló desde su celular.

Extraoficialmente, al otro lado del auricular se ubicó a un secretario o subsecretario durante el último año del gobernador Manuel Andrade Díaz.

(2)

En el CLAROSCUROS publicado ayer tomé un fragmento extenso de la columna del periodista Héctor de Mauleón, titulada “Una historia del Comandante H”.

El artículo al que aludo, incluye este subtítulo:

“Tabasco y el sur de Veracruz: Cirilo y Ponciano Vázquez Lagunes, El Comandante H, Adán Augusto López Hernández, Andrés Manuel López Obrador, el espionaje de la Dirección Federal de Seguridad”

He aquí la segunda parte del trabajo de Héctor de Mauleón, articulista del diario El Universal, periódico mexicano:

“De la conversación se desprende que Bermúdez Requena le había recomendado negociar, que le había asegurado que su hermano estaba bien, que había hablado con él en la Ciudad de México, que su detención se trataba de un asunto político:

“¿Por qué nunca fueron a Soriana a solicitar el casete de la grabación…por qué la policía de Tabasco los dejó ir?…Sólo hay desconfianza en el gobierno de Tabasco…Aquí es gente involucrada con ustedes.”

“Eso me lo preguntas ahorita y no te puedo contestar muchas cosas, pero de que el gobierno está preocupado por la situación no tengas la menor duda”, respondió Bermúdez. Agregó: “No estaba a mi alcance la situación”.

Siguió el diálogo:

“Yo me acuerdo lo que me dijiste, Hernán, me dijiste que era una cuestión de Estado, que era un apretón para mí…

“Lo que quiero decirte, que es algo importante, ya no me tienes confianza, ya me la perdiste…

“Cómo no te la voy a perder, si matan a mi hermano y tú dices que él está bien cien por ciento, que lo tiene la SIEDO, cómo voy a confiar en ti…Después de un hecho como este, ¿confiarías en una persona cuando te dice una cosa y es otra? Eso me dijiste. Te tengo grabado…”.

El funcionario reclamó:

“Que mañana vas a sacar los videos…Crees que con eso me van a investigar, ojalá lo hagan”.

Bermúdez Requena fue detenido días más tarde en el Hotel Camino Real, cuando justamente se hallaba reunido con El Cacique del Sur y un grupo de políticos. Sólo permaneció once días arraigado. La PGR argumentó que no existían pruebas en su contra.