UNAM
Julio 5, 2025
Hace más de 10,000 años, cuando los primeros seres humanos empezaron a formar comunidades agrícolas, un pequeño animal comenzó a convivir estrechamente con ellos. Al cultivar y almacenar grandes cantidades de alimentos, los humanos crearon un entorno favorable para la supervivencia de las ratas, que se acercaron a los depósitos de grano y otras fuentes de comida.
Aunque inicialmente el contacto directo entre ambos era limitado, con el tiempo se volvió más frecuente. Las ratas empezaron a adaptarse al entorno urbano, habitando almacenes, casas y basureros. A medida que las ciudades crecían, las ratas se ajustaron a los avances urbanos, aprovechando las infraestructuras y los sistemas de alcantarillado como espacios ideales para su supervivencia.
Hoy en día, existe un factor adicional que podría estar contribuyendo a la proliferación de las ratas en las grandes urbes: el cambio climático. Un estudio publicado en Science Advances realizado por la Universidad de Richmond en Estados Unidos evaluó 16 ciudades para determinar si las variaciones de temperatura están afectando las poblaciones de ratas. Los resultados muestran un panorama preocupante para la salud pública: las ratas están aumentando en número.
Entre dichas ciudades, las que presentan un aumento de estos roedores son las urbes estadounidenses de Washington, San Francisco, Nueva York, Oakland, Buffalo, Chicago, Boston, Kansas City y Cincinnati, así como Toronto, Canadá, y Ámsterdam, Países Bajos. En cambio, Louisville y Nueva Orleans (Estados Unidos) y Tokio, Japón, registran una disminución significativa, debido a sus políticas de prevención que combinan monitoreo constante, control de plagas y participación ciudadana.
Jonathan Richardson, uno de los autores del estudio, explicó que la variabilidad en la duración del invierno en las ciudades (según un análisis, esta estación ha durado, en promedio, una semana menos cada año durante la última década) permite que las ratas se alimenten y reproduzcan durante más tiempo. Esto podría generar una o dos generaciones adicionales cada año, contribuyendo al crecimiento de su población.
“Si el clima se calienta y el invierno se acorta, las ratas ganan semanas adicionales para alimentarse y reproducirse. Es una receta para el crecimiento acelerado de la población”, comentó.