Hay dos batallas lingüísticas que en la actualidad se están peleando furibundamente en Xalapa. Tienen que ver con sendas discusiones alrededor del lenguaje inclusivo y se originan en la petición de grupos feministas para que se le cambie el nombre a una infraestructura de la ciudad y a la revista insignia de la Universidad Veracruzana.
Sí, proponen que el Viaducto que pasa a un lado del Parque Juárez se llame “la Viaducta” y que la revista La Palabra y el Hombre cambie a La Palabra y la Humanidad.
En el primer caso, la propuesta ha surgido del grupo que comanda la conocida activista Wendy López, quien ya había tenido una incursión similar cuando puso letreros sobre la nomenclatura de Xalapeños Ilustres que decían: “Xalapeñas Ilustres”.
En esa ocasión, la acción de Wendy causó una cierta simpatía de la población, aunque la acción no tuvo mayores consecuencias y Xalapeños siguió siendo un nombre de calle masculino, para mal de la justicia y la equidad de género.
Tal vez la notable feminista pensó que con el asunto del Viaducto podría conseguir un mayor efecto y lograr en la vía subterránea el cambio que no le prosperó en la calle. Sin embargo, la idea no le gustó mucho a los xalapeños y muchos de ellos se han manifestado en opiniones en las redes y más de 3 mil -hasta el domingo- habían firmado una petición en change.org para que se mantenga el nombre a El Viaducto.
Eso de cambiar el género a una palabra por razones políticas y no lingüísticas siempre ha encontrado sus bemoles, porque el lenguaje nunca se ha podido modificar a través de decretos. He ahí la razón por la que al Parque Miguel Hidalgo todos le seguimos diciendo Los Berros y al municipio de Manlio Fabio Altamirano lo siguen identificando como Purga.
Tal vez las compañeras feministas le están errando en su propósito, porque podría ser mucho más oportuno para la causa que le pusieran a El Viaducto el nombre de alguna veracruzana que haya destacado como persona femenina. Si me preguntaran -que estoy seguro no lo van a hacer- yo propondría el ilustre nombre de la doctora Esther Hernández-Palacios Mirón, una destacada xalapeña que trabajó toda su vida en pro de la cultura de nuestro estado y fue una destacada escritora e investigadora literaria.
Y en la otra batalla, feministas radicales de la Universidad Veracruzana pretenden que la revista insignia de la UV, que fundó el escritor xalapeño Sergio Galindo hace casi 70 años y que se ha mantenido ininterrumpidamente a través de las décadas, cambie de nombre, “por razones de género y de visibilidad de la mujer” y pase a llamarse con el chistoso nombre de La Palabra y la Humanidad.
El reconocido maestro y literato Mario Muñoz, toda una institución dentro de la UV y director de la revista, ha llamado la atención sobre el nombre original, propuesto por Galindo, que ha permanecido por tantos años y que se ha afirmado en los archivos y la historia de la literatura mexicana Don Mario hace la observación de que en la edición actual de la revista intervienen mayoritariamente mujeres y que se han dedicado números monográficos a temas esencialmente femeninos.
Dos guerras entre las feministas y la lingüística que se pelean en los corrillos de la Atenas Veracruzana. Dos pleitos que serán dirimidos finalmente en la arena del lenguaje cotidiano de Veracruz, y que ganarán los que sean mayoría.
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