Carlos Puig
Platicaba el profesor Carlos Heredia al principio de la semana, que después de estar unos días en Washington reuniéndose con académicos, funcionarios, legisladores, ciudadanos; trumpistas y antitrumpistas, la palabra que más escuchó, la que se repite una y otra vez es “China”.
Después del tema migratorio y el fentanilo, con el que insistió e insistió y ganó la elección y ha hecho que México haga lo que hace en sus fronteras y en estrategia de seguridad; en el asunto económico y de aranceles tiene a China como el gran enemigo.
Por supuesto que no quiero decir que no seguirá presionando a México con los dos temas mencionados en el párrafo anterior, pero ahora ha quedado claro cuál será su bronca principal en los próximos meses.
Ayer, después de días de caídas en todos los mercados, indicadores financieros volviéndose locos, Trump volvió a aplicar la regla de su libro y suspendió por noventa días los aranceles generalizados que apenas había anunciado una semana antes. Para todo mundo, menos para China.
Así lo escribió: “Sobre la base de la falta de respeto que China ha mostrado hacia los mercados mundiales, por medio de la presente aumento el arancel cobrado a China por los Estados Unidos de América al 125%, con efecto inmediato. En algún momento, esperemos que en un futuro cercano, China se dará cuenta de que los días de estafar a Estados Unidos y a otros países ya no son sostenibles ni aceptables”.
Para el resto del mundo, incertidumbre por noventa días, aunque ayer los mercados y las economías globales al menos respiraron.
La obsesión del trumpismo con China no desaparecerá.
Y más allá de lo que suceda en los próximos meses entre Estados Unidos y la potencia asiática, ese será uno de los temas más ásperos en la revisión y renegociación del tratado comercial entre Canadá, México y Estados Unidos programado para el año que viene.
Los asesores trumpistas que lo lanzaron a esta guerra comercial están convencidos que China es un jugador tramposo que ha aprovechado a terceros países para llenar de productos baratos a Estados Unidos.
Los negociadores de la revisión, encabezados por Ebrard, tendrán que estar preparados para ese embate y el gobierno habrá de tomar decisiones si quiere seguir saliendo bien librado.
Fuente: https://www.milenio.com/opinion/carlos-puig/duda-razonable/que-hara-mexico-con-china