El 21 de abril de 2025 marcó un momento histórico para la Iglesia Católica: el fallecimiento del Papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio, a los 88 años debido a un ictus con colapso cardiovascular. Este acontecimiento no solo cerró un capítulo de 12 años de pontificado intenso y transformador, sino que también dio inicio a una etapa decisiva denominada sede vacante, que según la Constitución universa Dominichi Gregis debe concluir con la elección de un nuevo Papa en un plazo máximo de 20 días.

Ahora se avecina el complejo y multifacético del cónclave de 2025. Con 135 cardenales electores convocados a la Capilla Sixtina el 7 de mayo, la elección papal se presenta como una batalla ideológica y pastoral que definirá el rumbo de la Iglesia Católica en el siglo XXI.

Un Cónclave sin Precedentes: La Composición del Colegio Cardenalicio

La fotografía estadística del cónclave es inédita en muchos sentidos. De los 135 cardenales menores de 80 años convocados, un asombroso 80% fueron creados cardenales por el propio Papa Francisco. Exactamente 108 electores pertenecen a esta generación, 22 fueron designados en la era de Benedicto XVI y apenas cinco sobrevivientes son de la época de Juan Pablo II.

A pesar de esta mayoría numérica que podría sugerir la continuidad del legado bergogliano, la realidad dentro de la Capilla Sixtina es mucho más compleja. El colegio cardenalicio está fragmentado en tres grandes corrientes o sensibilidades eclesiales, que en términos seculares podríamos describir como izquierda progresista, centro pragmático y derecha conservadora.

Las Tres Corrientes del Cónclave

  • Bloque Progresista (35-40 votos): Este grupo considera que las reformas emprendidas por Francisco aún no están consolidadas y abogan por un “Francisco 2.0” que traduzca el impulso reformista en estructuras estables y permanentes.
  • Centro Pragmático (45-50 votos): Compuesto por cardenales que comparten gran parte de la agenda social progresista, pero que priorizan la figura de un pontífice diplomático y firme, capaz de manejar tensiones internas, escándalos financieros y relaciones internacionales complejas.
  • Derecha Conservadora (alrededor de 40 votos): Aceptan algunas reformas como la transparencia y la lucha contra la pederastia, pero reclaman mayor claridad doctrinal y una liturgia más tradicional y desacralizada.

Con este tablero, la única mayoría posible en el cónclave será transversal: el próximo Papa deberá ser una figura de puente, capaz de unificar a sectores teológicos diversos, incluso si su biografía lo ubica en uno de los extremos.

Los Cardenales Papables: Un Análisis de Sus Perfiles y Visiones

Para entender las posibles combinaciones y alianzas dentro del cónclave, es necesario analizar a los principales candidatos al papado, los llamados papabili, no solo por su nacionalidad sino por su ideología eclesial y estilo pastoral.

El Ala Progresista: El Sueño de un Francisco 2.0

Luis Antonio Tagle – El Francisco de Asia

Originario de Manila, con ascendencia filipina y china, Tagle es el emblema de la Iglesia global del siglo XXI. Ordenado sacerdote en 1982 y doctor en teología, ha sido reconocido por su pastoral cercana y compasiva, lavando los pies a indigentes, compartiendo con presos y acompañando a víctimas de desastres naturales.

Tagle defiende una inclusión pastoral plena para divorciados y personas homosexuales, sin modificar el catecismo, lo que lo sitúa como un progresista en el tono, no en el dogma. Sin embargo, su gestión administrativa ha sido cuestionada, especialmente tras la intervención papal en Cáritas Internacional en 2022, lo que genera dudas sobre su capacidad para manejar las finanzas vaticanas.

Matteo Zuppi – El Párroco que Medió Guerras

Arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Zuppi es conocido por su estilo cercano y humilde, viviendo entre inmigrantes y citando a Martin Luther King como inspiración. Su experiencia diplomática incluye misiones de paz a Kiev, Moscú y Washington.

Su lema pastoral “acoger antes que juzgar” inquieta a los sectores más tradicionales, aunque jamás ha pedido una modificación doctrinal. Su principal debilidad es su falta de experiencia en la vida curial, lo que genera temores sobre su capacidad para liderar la compleja administración vaticana.

El Centro Pragmático: Experiencia y Diplomacia

Pietro Parolín – El Hombre que Habla con Todos

Secretario de Estado desde 2013, Parolín es un diplomático de carrera que ha negociado acuerdos internacionales cruciales, como la reapertura de relaciones entre Cuba y Estados Unidos y el acuerdo con China sobre el nombramiento de obispos. Habla cinco idiomas y es conocido por su capacidad de escucha y prudencia.

Su moderación ideológica se refleja en posturas equilibradas: considera el matrimonio homosexual una derrota para la humanidad, pero también frenó medidas restrictivas para refugiados. Su punto débil es la polémica inversión fallida en un palacete londinense, que afectó la Secretaría de Estado.

Pierbattista Pizzaballa – El Pastor de Tierra Santa

Patriarca latino de Jerusalén y ex custodio de Tierra Santa, Pizzaballa ha vivido en primera persona la coexistencia con judíos y musulmanes, así como los conflictos en la región. Conservador en la liturgia pero abierto al diálogo, es un rostro joven y pacificador, aunque sin experiencia en ministerios romanos.

Peter Turkson – La Voz Africana Moderada

Ex prefecto del dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, Turkson combina ortodoxia moral con propuestas de regulación financiera global y defensa del planeta, siendo una figura clave en la encíclica Laudato Si’. Tiene limitaciones por su edad, pero podría ser un candidato de transición que equilibre Norte y Sur, tradición y compromiso social.

La Derecha Conservadora: Claridad Doctrinal y Tradición

Fridolin Ambongo – El Látigo de Kinshasa

Presidente de la Conferencia Episcopal Africana y firme defensor de la justicia social, Ambongo combina un discurso profético con una firmeza doctrinal notable. Ha denunciado la cleptocracia y el neocolonialismo, y firmó una carta rechazando la bendición de parejas homosexuales, lo que lo ubica en la derecha moral con retórica social de izquierda.

Péter Erdő – El Intelectual Conservador

Primado de Hungría y expresidente de los obispos europeos, Erdő representa la resistencia intelectual al secularismo. Apoya reformas constitucionales que defienden el matrimonio tradicional y ha sido crítico con la entrada masiva de refugiados. Su perfil es marcadamente conservador, defensor del celibato obligatorio y de una liturgia sobria.

Robert Sarah – El Custodio de la Tradición

Guineano y ex prefecto de Culto Divino, Sarah es un icono de la restauración litúrgica y la ortodoxia doctrinal. Promueve la misa ad Orientem, la comunión de rodillas y el silencio contemplativo. Su discurso es admirado por tradicionalistas y temido por reformistas, y aunque está cerca del límite de edad para ser elector, podría ser elegido como un pontificado breve de purificación.

Dinámicas de Voto y Posibles Coaliciones

El desafío fundamental en el cónclave es alcanzar la mayoría calificada de 90 votos. Cada bloque tiene su líder natural, pero la fragmentación obliga a buscar alianzas transversales y pactos estratégicos.

  • En el bloque progresista: Zuppi podría inclinarse hacia Tagle, con un acuerdo para nombrar a un secretario de Estado italiano que calme a los conservadores.
  • En el centro: Parolín emerge como un nombre de consenso, capaz de ser aceptado tanto por progresistas como conservadores, a menos que su pasado financiero le reste apoyos.
  • En la derecha: Una alianza entre Ambongo y Erdő podría atraer votos tradicionales de Europa del Este, África y Norteamérica, pero necesitarían convencer a moderados preocupados por la fragmentación.

Además, como en todo cónclave, existe la posibilidad de una “carta sorpresa”: un cardenal poco mencionado que, tras el agotamiento de los favoritos, surja como nombre de consenso y unidad.

Las Urgencias Compartidas Más Allá de las Ideologías

Más allá de las etiquetas de izquierda, centro o derecha, los cardenales comparten cuatro grandes desafíos que el próximo Papa deberá enfrentar:

  1. Abusos sexuales: La lucha contra la pederastia y la reparación a las víctimas sigue siendo una prioridad urgente.
  2. Finanzas opacas: La transparencia y la gestión responsable de los recursos vaticanos son un reto constante.
  3. Guerras y geopolítica: La Iglesia debe posicionarse con sabiduría en un mundo marcado por conflictos globales y tensiones internacionales.
  4. Cambio climático: La defensa del planeta y la promoción de una ecología integral serán temas clave en la agenda pastoral y social.

Además, el sucesor de Francisco heredará la sinodalidad, el proceso que busca dar voz a laicos y mujeres sin romper la comunión eclesial. Para los progresistas es un camino irreversible; para los conservadores, un experimento que debe ser cuidadosamente delimitado.

Recapitulando: La Esperanza en el Espíritu Santo

Cuando se cierre la puerta de bronce de la Capilla Sixtina y se expulse a periodistas y escoltas, quedarán 135 hombres dedicados a una sola tarea: rezar, debatir y votar. En ese espacio sagrado desaparecerán las etiquetas ideológicas y quedarán solo biografías, susurros y la convicción compartida de que el Espíritu Santo aún guía la Iglesia.

La Iglesia presentará al mundo un nombre, un rostro y un programa apenas esbozado en el primer Urbi et Orbi. Los observadores medirán cada gesto para adivinar hacia dónde sopla ahora el viento del Vaticano. Sea Luis Antonio Tagle, Matteo Zuppi, Pietro Parolín, Pierbattista Pizzaballa, Peter Turkson, Fridolin Ambongo, Péter Erdő o Robert Sarah, la pregunta fundamental será la misma:

¿Puede un solo pontífice conciliar un catolicismo que crece en los barrios pobres de Manila, se divide en las sacristías de Alemania y se defiende ante las guerras de Kinshasa o Kiev?

El cónclave de 2025 tiene la palabra. El humo blanco será la respuesta.

Fuente: https://derechobienhecho.com/el-blog/f/la-lucha-por-el-poder-en-el-vaticano