Nueva era política

Carlos Miguel Acosta Bravo*

7-07-2025

Quizás la diferencia más notoria entre la época gobernada por el PRI la constituye la formación de una clase política profesional que sigue siendo, bajo diversos membretes, la que domina el panorama nacional ahora bajo las siglas del Movimiento de Regeneración Nacional. El reino del PRI a decir de Luis Rubio en Reforma, (6-07-25) concluyó cuando pierde la presidencia en el año 2000, ese partido era una institución, un sistema de control y un factor de continuidad. Su derrota lo convirtió en un partido común y corriente que no logró reorganizarse para sobrevivir y trascender bajo otras reglas y circunstancias.

Morena no deja de ser un movimiento con características radicalmente distintas al PRI del siglo XX. Morena podrá preservar su hegemonía por algún tiempo, pero nunca podrá desempeñar la función de gobernar que caracterizó al PRI en su era. Morena no es una institución ni contribuye a la gobernabilidad del país. En varios momentos no sirve ni siquiera para aprobar las iniciativas que envía su propia presidenta.

En el último Consejo Nacional de Morena, los asistentes afirmaron que nadie del partido apoyó la petición presidencial de prohibir la reelección a cargos públicos desde 2027, como lo solicitó la presidenta Claudia Sheinbaum y que sólo acordaron eliminar el nepotismo para que entraran en vigor durante las elecciones intermedias y no hasta 2030 como lo ordenó el Senado de la República.

Por eso es posible afirmar que los Morenistas la apoyaron a medias, pues la mayoría de ellos que están detentando posiciones de poder rechazaron adelantar tres años la no reelección. En este sentido el hecho de que la 4T haya decidido ignorar a la Presidenta y permitir la reelección dentro de dos años no hace que la incertidumbre desaparezca, pues los aspirantes no saben si estar bien con Dios o con el pueblo.

La principal debilidad o carencia que caracteriza a Morena es la imposibilidad para gobernar, para consensar, para garantizar que tanto presidentes hábiles como torpes puedan gobernar y adaptar al país a los nuevos tiempos cambiantes. Hoy día las prácticas internas del PRI serían incompatibles con un esquema cada menos democrático como el que México vive hoy. El gran problema que tiene hoy día son la falta de integración de los diferentes sectores sociales del país, para que los esfuerzos confluyan en la generación de empleos, en la confianza y la credibilidad de la clase empresarial.

Tenemos ahí el importante enfrentamiento con el tercer multimillonario más importante del país Ricardo Salinas Pliego, y de que las decisiones que tome el gobierno de la cuarta transformación en su favor o en contra dependerá en mucho la confianza en el actual modelo de gobernanza y desarrollo del país, pues estará enviando una poderosa señal tanto para inversionistas nacionales como extranjeros.

Hoy esta pendiente que se encuentre un nuevo esquema institucional, que permita generar acuerdos y consensos de los actores de los diferentes sectores productivos en torno al desarrollo y crecimiento para la recuperación económica y la estabilización política, y la estabilización política y eso no se resuelve con imposiciones, oídos sordos, controles autoritarios o espionajes digitales.

Encima Morena debe definir que no es suficiente alcanzar la victoria, acumular y ejercer poder como lo han venido haciendo, menos aún con los retos que significa Donald Trump, la fragilidad de la economía y las finanzas, originadas en buena parte por los exitosos programas sociales, pero que se han traducido en mayor endeudamiento de las finanzas públicas y por último y no menos importante la presión enorme que el gobierno de Trump esta realizando por las presuntas ligas con el crimen organizado y que amenazan y anticipan la renegociación del Acuerdo Comercial.

Quizás es momento para que el Gobierno y Morena revisen, reflexionen si están haciendo las acciones necesarias para construir pese a la adversidad doméstica y foránea impuesta por el impredecible estilo de gobernar de Donald Trump. El oficialismo requiere una revisión autocrítica de su proceder para no despilfarrar el poder sin darle el sentido y terminen como el otrora poderoso partido de la Revolución Democrática que en las elecciones de 2024 terminó perdiendo el registro como partido político.

Gobernar con legitimidad exige caminar y no perder contacto con la gente, con los diferentes sectores sociales, gobernar con sensatez y no imponer y perder contacto con la realidad. Es necesario comprender que el momento reclama prudencia e inteligencia extrema no tanto para construir el segundo piso, sino para tener claro que se puede hacer y que otras cosas no es el momento para concretarlas. No es momento de acelerar y profundizar el radicalismo y sin embargo los acciones recientes hablan de un tren bala a toda velocidad.

Es necesario tener claro que para seguir adelante es necesario garantizar el crecimiento económico y generar empleos, sin embargo lo que está registrándose es la pérdida de empleo según los registros recientes del IMSS. En caso contrario lo que queda es contratar deuda que a la postre perjudicará a los sectores sociales que a Morena importan y en los cuales busca afianza su continuidad.

El paquete de reformas que para el Gobierno de Claudia Sheinbaum fue obligado aprobar sin calcular su efecto en la confianza y certeza jurídica, política y económica que están impactando en la inversión para vencer los retos de la vecindad con la poderosa economía e impredecible estilo de gobernar del Presidente Donald Trump vale la pena revisar y tener plena certeza de que van en la ruta correcta.

cacostabravo@yahoo.com.mx

Maestro en comunicación egresado de la Universidad Iberoamericana de la cual formó parte el cuerpo académico de la Licenciatura en comunicación, así como de la Universidad Anáhuac, campús norte de CDMX.

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