Los 133 cardenales reunidos en la Capilla Sixtina llegan a un acuerdo sobre el nuevo líder de la Iglesia

El segundo día de cónclave, el humo hacía historia sobre el cielo de Roma. Poco después de las 18:00, la fumata blanca hacía estallar de gozo a las decenas de personas que esperaban en la Plaza de San Pedro, con la mirada puesta en la pequeña chimenea de la Capilla Sixtina. El humo blanco es la inequívoca señal de que uno de los 133 cardenales ha reunido dos tercios de los votos, y ahora sólo queda que salga al balcón convertido en nuevo Pontífice para presentarse a los fieles por primera vez bajo su nuevo nombre.

Esta mañana, a las 11:51, antes de lo esperado, se conocía el resultado negativo de la segunda y tercera votación del cónclave (la primera fue ayer por la tarde). Una sonora decepción recorría la plaza, que empezaba a vaciarse poco después de que se apagara el humo negro.

La jornada de sus eminencias comenzó esta mañana a las 8:00 en el Palacio Apostólico para celebrar misa y rezar las Laudes en la Capilla Paulina; después, a las 9:15, se trasladaron a la Capilla Sixtina para recitar la Ora Media y proceder a votar. Podían hacerlo hasta cuatro veces hoy, hasta que un cardenal alcanzase los dos tercios de los votos (89) necesarios. Estaban previstas dos fumatas: una después de las dos votaciones de esta mañana -que resultó negra- ; y otra después de las votaciones vespertinas, una a las 17:30 y otra a las 19:00, cuando volvimos a mirar al cielo.

A primera hora de este jueves, colegios católicos organizaban visitas con grupos de escolares que rezaban el rosario mientras desfilaban por la vía de la Conciliazione hasta la Basílica de San Pedro, mientras los cardenales votaban en la Capilla Sixtina. El perímetro se fue llenando a lo largo de la mañana de turistas y fieles que se acercaban a pie para esperar al resultado de la fumata para las votaciones de la mañana.

Decenas de miles estaban presentes en la plaza y otras miles seguían la fumata desde la basílica de Santa Maria Maggiore, donde descansa el Papa Francisco en su austero sepulcro. “Hemos tenido suerte porque ya teníamos el viaje a Roma programado y ahora podemos vivir un momento histórico”, contaban un grupo de escolares llegados desde Francia a San Pedro.

La pequeña Ciudad del Vaticano no ha dejado de estar repleta de periodistas desde el fallecimiento de Francisco, que abrió el periodo de sede vacante el pasado 21 de abril. Apostados durante horas para retransmitir en directo el resultado de las fumatas, miles se acreditaron para cubrir los funerales y el cónclave. Son más de 1.400 millones de fieles en todo el mundo los que esperan conocer al minuto el desarrollo del cónclave y los balcones de Via Paolo VI, los que ofrecen la mejor vista de la chimenea por la que ha salido la fumata blanca, se alquilan a 500 euros al día, informó el Corriere della Sera.

Los 133 electores llegados desde 70 países llevan desde ayer totalmente aislados tras los muros del Vaticano y rodeados de fuertes medidas de ciberseguridad para evitar las comunicaciones y las filtraciones. El primer día de cónclave comenzó a las 10:00 con la última misa Pro Elegendo Romano Pontifice en el Basílica de San Pedro, en la que el cardenal Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio que ofició los funerales de Francisco y Benedicto XVI, instó a los electores a designar “al Papa que la Iglesia y la humanidad necesitan en este difícil, complejo y atormentado viraje de la historia”.

Tras el almuerzo, los cardenales entonaron el Veni Creator Spiritus para invocar al Espíritu Santo que les guiará a la hora escribir un nombre en la papeleta. Después se dio paso al juramento grupal del cuerpo cardenalicio y a continuación, los fieles que ya se reunían en la plaza de San Pedro pudieron ver a través de pantallas gigantes el juramento individual de cada uno de los 133 cardenales.

A las 17:43, el Maestro de las Ceremonias Litúrgicas Pontificias, el arzobispo Diego Ravelli, pronunció el célebre Extra Omnes (“Fuera todos”) y las puertas del templo decorado por Miguel Ángel se cerraron a los fieles cum clave, bajo llave. Tras una espera que llegó a desesperar a muchas de las 30.000 personas reunidas en San Pedro, hasta el punto de desistir y marcharse a sus casas, la primera fumata resultó negra, ya entrada la noche.

Esta segunda jornada se presentaba crucial, los medios italianos apuntaban a que la fumata blanca podría producirse en una de las votaciones de esta tarde o mañana. El propio Giovanni Battista Re se pronunciaba hoy al respecto desde Pompeya: “Espero que a mi regreso a Roma esta tarde encuentre ya la fumata blanca. Estoy particularmente contento de estar aquí al inicio del cónclave para que el Espíritu Santo sople fuerte y para que el Papa que la Iglesia de hoy y el mundo de hoy”, dijo, subrayando que el nuevo Papa “ante todo tendrá que tratar de fortalecer la fe en Dios en este mundo nuestro caracterizado por el progreso tecnológico, pero bajo el aspecto espiritual hemos notado un poco de ‘olvido de Dios'”. Por tanto, “es necesario un despertar”.

Este cónclave se ha caracterizado por su impredecibilidad, no había un claro favorito, sino varios. De primera e incluso de segunda línea. Y sus nombres han estado sonando durante días antes de las votaciones. Al ser 133 electores llegado de todo el mundo muchos no se conocían entre sí, pero han tenido doce congregaciones (reuniones) antes de su encierro para compartir sus distintas visiones sobre el futuro de la Iglesia.

Durante el tiempo que han durado las congregaciones se ha especulado mucho sobre los posibles candidatos y su perfil. Entre la lista de los múltiples papables, algo que complicará aglutinar el voto en torno a un candidato, ha destacado un nombre por encima de todos: Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano y presidente del cónclave con un perfil continuista moderado del legado de apertura iniciado por Francisco que aceptarían los conservadores. Una de las hipótesis es que el nuevo Papa elegido sea un italiano, algo no sucede desde 1978 con Juan Pablo I, que sin embargo falleció a los 33 días. Además de Parolin, los otros italianos que suenan con fuerza son el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y arzobispo de Bolonia, Matteo Zuppi, del ala más progresista; y el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa.

Por detrás (o casi a la par) de Parolin estaría el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, que ha despertado gran simpatía en las redes sociales con su espontaneidad, incluso atreviéndose a cantar Imagine. A su favor, el interés de la Iglesia por una región en la que las vocaciones están en auge, Asia, frente al descenso de fieles en el continente europeo. Otros papables serían el arzobispo de Marsella, Jean-Marc Aveline; el húngaro Péter Erdö; y el norteamericano (de ascendencia española) Robert Francis Prevost Martínez.

Los expertos apuntan a que la fragmentación entre los cardenales iba a hacer difícil conseguir un consenso. El cónclave más largo fue el 1268, que duró tres años y de ahí salió la elección del Papa Gregorio X. En el otro extremo, el más corto de la historia, solo 10 horas para elegir al Papa Julio II en 1503. Para tratar de desatacar las votaciones, los cardenales aprovechan los ratos de reuniones informales en la residencia de Santa Marta, en la que se alojan y en la hora de la comida. Francisco que salió elegido a la quinta votación, el segundo día de cónclave, contó en una entrevista cómo los cardenales se decidieron finalmente por él: “El fenómeno de las votaciones es interesante. Hay candidatos fuertes, pero mucha gente no sabe dónde dar el voto, entonces elige seis o siete”, explicó el fallecido Pontífice. “Sí, yo tenía algunos votos depósito, pero nada. Hasta ese mediodía nada. Después pasó algo en el almuerzo. Yo vi algún signo raro. Me preguntan por la salud, por esas cosas… y ya cuando volvimos a la tarde se cocinó el pastel y en dos votaciones se acabó todo. Para mí también fue una sorpresa”, reveló.

En 2005, Benedicto XVI necesitó cuatro votaciones y también salió elegido en el segundo día y para elegir a Juan Pablo II, en 1978, hicieron falta ocho escrutinios, al final del tercer día del cónclave.

Fuente: https://www.elmundo.es/internacional/2025/05/08/681c6babe9cf4a42358b4597.html?s=09#Echobox=1746720545-1