El Servicio de Administración Tributaria (SAT) de México comunicó a través de sus canales oficiales que aplicó un embargo precautorio de 231 bovinos que no contaban con la documentación para acreditar su importación, legal estancia y tenencia en el país.
La decisión del organismo recaudador se ha materializado a través de un operativo conjunto del Gobierno de México que tiene como objetivo evitar la diseminación del Gusano Barrenador de Ganado (GBG) mediante control del tránsito irregular de ganado.
Esta plaga representa una gran amenaza para la salud animal y la producción agropecuaria, así como también para el consumo local e internacional, por lo que desde distintas entidades gubernamentales se lideran distintos tratamientos preventivos para controlar su propagación.
¿Quiénes participaron del operativo?
Según confirmó el Gobierno mexicano a través de la cuenta oficial del SAT, el operativo conjunto que implicó el embargo precautorio a 231 bovinos fue realizado por personal de las secretarías de Agricultura y Desarrollo Rural (AGRICULTURA), de la Defensa Nacional (DEFENSA) y de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Así mismo, a través del organismo recaudador, el procedimiento contó con el apoyo del Gobierno del estado de Chiapas, por haber quedado implicados dos ranchos ubicados en los municipios de Tuxtla Chico y Metapa de Domínguez.
Concretamente, en el operativo participaron:
Personal del SAT.
Un total de 13 integrantes del Ejército Mexicano y 13 de la Guardia Nacional.
Trece del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica).
Tres de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Chiapas.
Tres de la Fiscalía General del Estado de Chiapas.
¿Cómo se llevó a cabo el embargo a los 231 bovinos?
En función de la información que compartió el SAT en su sitio web oficial, personal del Senasica inspeccionó a los animales y descartó presencial del gusano barrenador del ganado.
Como parte del protocolo que llevaron a cabo, el personal veterinario realizó tareas de lavado y desinfección de heridas frescas en los animales, además de proporcionarles medicamentos larvicidas y antiparasitarios.
Con este tipo de fármacos, se evitó que las vacas, los toros y los becerros embargados pudiesen infectarse en el transcurso de las semanas siguientes.